Los departamentos administrativos de las empresas en muchas ocasiones acumulan saldos impagados debido a la mala gestión del cobro de facturas de los clientes. Cuando se trabajan las formas de pago que entrañan riesgo y ocurren circunstancias que derivan en impago de la factura, el buen cobro de morosos es vital para recuperar impagos y deudas de un modo efectivo en la empresa.
Índice del artículo.
1) ¿Qué es el mal cobro de morosos?
2) ¿Cómo hacerlo correctamente?
¿Qué es el mal cobro de morosos?
Para que un cliente se le llegue a considerar cómo moroso, en primer lugar debe de haber incumplido con uno o varios de los pagos que nos adeuda y que a día de hoy se consideran cómo facturas o saldos impagados.
En este punto, desde la empresa se lleva cabo una tare de cobro de deudas al cliente deudor. Por este motivo es importante valorar si este cliente que nos debe, en la actualidad sigue siendo cliente nuestro o no.
Suele ocurrir que el cliente pueda ser deudor de tan sólo una de nuestras facturas y el resto de las mismas están correctamente atendidas y pagadas en plazo y forma. En este punto, el cobro de morosos debe de ser de un modo completamente amigable ya que de su buena gestión depende que podamos seguir manteniendo al cliente y que este nos siga comprando con regularidad y puntualidad.
Por el contrario, existen clientes que son deudores de la totalidad de los saldos que se desarrollan a nuestro favor. En este punto, sin llegar a renunciar a vías amistosas, es aconsejable trabajar con plazos de pago y fechas límite que sirvan para tomar decisiones sobre llevar a cabo acciones de recobro de mayor envergadura a o no.
¿Cómo hacerlo correctamente?
Tanto en el primer cómo en el segundo de los casos anteriormente citados, el cobro de morosos debe de llevarse acabo en sus inicios desde la propia estructura y organización interna de la empresa acreedora.
En esta fase inicial de toma de contacto, es el propio personal de la empresa quien ha de encargarse de recoger los datos de este incidente de cobro, hacer las evaluaciones precisas y someter a junta directiva las decisiones a tomar con este tipo de clientes.
No obstante, cuando se desarrolla el caso de impago a proveedores, que en este caso somos nosotros, tenemos que saber siempre pormenorizar con que cliente estamos tratando, el número de incidencias de cobro que ha tenido con nosotros así cómo otros factores.
Es más que obvio que no tendremos que dar el mismo tratamiento a un cliente que nos ha dejado un impago de diez operaciones correctas respecto a aquel que nos ha causado un problema deuda en una primera operación.
¿Qué opciones tengo?
Volviendo al punto anterior, la mejor opción sin duda es saber conocer a nuestros clientes. Conocer de primera mano si el impago que nos ha generado responde a un problema puntual de tesorería o bien si es debido a otro tipo de circunstancia.
En muchas ocasiones, con una mera llamada al cliente posiblemente solucionemos la cuestión desde nuestra propia empresa; Cambio de números de cuenta, insolvencia transitoria así cómo otras causas similares, pueden ser motivos de impago voluntario y que es de fácil solución entre las partes en aras de evitar una vía de recobro que a menudo resulta innecesaria.
¿Conclusiones?
En definitiva, siempre recomendaremos tener categorizados a nuestros clientes poniendo especial vigilancia en todos aquellos que empiezan a trabajar con nosotros. Descuentos por pronto pago, rappels y otros beneficios, son incentivos que podemos ofrecer a los buenos clientes para asegurar nuestros cobros y limitar al máximo nuestras incidencias de cobro.