Recientemente hemos observado un gran incremento en la solicitud de cobro de deudas por parte de profesionales de traducción y traducción jurada.
Estos impagos suelen representan facturas de bajo importe pero de muchos clientes acumulados ya que como nórma general el cobro de dichos honorarios se hace efectivo a final del trabajo y en aras de evitar pagar, algunos clientes ahora muestran su disconformidad con el trabajo realizado y cómo consecuencia dejan facturas impagadas a deber.
Quizás la forma más adecuada de evitar impagos de esta índole es la adhesión a entidades de distrubución de cargas de trabajo para traducciones que son las mediadoras entre las parte contratante y la contratada. De este modo, aunque los márgenes de beneficio del traductor son más reducidos, hay mayores garantías de cobro que tratando directamente con el cliente final.