En un país donde las pymes y los autónomos son la base de la economía, el incremento del IVA tendrá consecuencias que no pasarán desapercibidas para estos colectivos.
En el marco de nuevos ajustes del Gobierno, la intención de aumentar el Impuesto del Valor Añadido (IVA) ha sido clara desde el principio. El objetivo es fomentar el aumento de ingresos del Estado, para alcanzar la estabilidad presupuestaria y reformar nuestra economía. Sin embargo, es inevitable que este tipo de reformas afecte a las empresas más vulnerables.
El año pasado, más del 80% de las pymes apuntaban como objetivo prioritario la mera supervivencia. Ahora toca “apretarse más el cinturón”. La subida del IVA implica la pérdida de poder adquisitivo y, con ello, una reducción del consumo en bienes y servicios que no son básicos.