Tras la resaca veraniega, son muchos los propietarios que ya acumulan un saldo importante de rentas impagadas por parte de sus inquilinos y aprovechan el mes septiembre probablemente para reclamar impagos de rentas que se arrastran desde antes de verano.
Por lo normal, son las viviendas en régimen de alquiler anual las más afectadas por los impagos y a la par, las rentas impagadas que mayor saldo pueden acumular siendo de vital importancia el requerimiento al inquilino cuanto antes.
Si esperamos a que la deuda se haga voluminosa y no hemos reclamado judicialmente la deuda, nos arriesgamos a que nuestro inquilino abandone sin preaviso la vivienda y no podamos localizarlo de cara a reclamar judicialmente nuestro derecho cómo propietarios.
Una vez que el inquilino abandona la vivienda, reclamar la deuda es más complicado precisamente porque el domicilio no es el actual y tendremos que pedir al juzgado un nuevo domicilio correcto para poder practicar el requerimiento.
Oficiar al juzgado para la localización de un inquilino deudor puede suponernos una pérdida de tiempo de varios meses que hubiéramos ahorrado de reclamar la deuda anteriormente.
