La banca se mira en el espejo de la crisis de 1994 para encontrar una salida al actual atolladero inmobiliario. Como hace quince años, las entidades están enfrascadas en la gestión y venta de los inmuebles adquiridos como consecuencia de los impagos.
El sector confía en repetir la experiencia de entonces, cuando, superada la recesión, logró deshacerse de los inmuebles con plusvalías.
Sin embargo, el actual escenario tiene tintes característicos. En términos absolutos, el volumen de la cartera inmobiliaria de la banca supera con creces el alcanzado en 1994. Los seis principales bancos y cajas por tamaño (Santander, BBVA, La Caixa, Caja Madrid, Popular y Bancaja) declararon a cierre del primer trimestre inmuebles por 9.078 millones.
A finales de 1994, la cartera adquirida por impagos ascendía a 1.840 millones (306.000 millones de pesetas). Este alza se explica por el mayor valor de la vivienda y el suelo; el crecimiento de las entidades (Santander y BBVA no se habían integrado en 1994 con BCH y Argentaria); y la explosión del crédito (que eleva los importes absolutos de impagos). Según datos del Banco de España, los préstamos a promotoras y hogares para la compra de vivienda ascendían en 2008 a 940.000 millones, frente a los 75.600 millones de euros de hace quince años.