Los pagos que los proveedores reciben de clientes con los que no han tenido actividad profesional alguna hasta la fecha, están más restringidos y controlados que nunca, precisamente por la desconfianza que actualmente existe en el comportamiento de pago de una empresa que no conocemos.
Pese a que muchas empresas se basan en los informes mercantiles a la hora de tomar decisiones sobre el riesgo a conceder, las malas experiencias que muchas empresas nos relatan a pesar de haber tomado dichas precauciones nos hace pensar que toda precaución es poca.
Algunas empresas incluso maquillan de forma ilegal sus balances contables (cosa muy perseguida por la hacienda pública y que antes o después es descubierta) para contar con mejor hojas de resultados que no afecten al riesgo comercial de la empresa.
Dejando atrás el tópico de para bien o para mal, nos quedaremos sólo en el que para mal nuestro país es y posiblemente el país dónde mayores empresas “Lazarillo” existen en toda la comunidad europea.
De este modo y poniéndonos siempre en el peor caso, tan sólo podemos llevarnos gratas sorpresas si hay comportamientos de pago correctos y puntuales de nuestros clientes en España.