El comportamiento de las empresas cada vez se orienta más al outsourcing en la gestión de sus cobros puesto que los departamentos de administración y contabilidad no rentabilizan su tiempo persiguiendo facturas impagadas.
De este modo, cada día más empresas en nuestro país apuestan por una externalización completa en sus procedimientos de recobro de facturas impagadas o atrasadas. Con esto la empresa consigue un doble objetivo;
Primero logran desfamiliarizar las relaciones comerciales con algunos clientes, en las que a menudo se hace uno uso desmedido de la confianza devengada de años de trabajo para no atender a los calendarios de pago con el rigor que se debiera.
Segundo, consiguiendo un valor añadido para su marca en la cual se deja claro un mensaje para potenciales deudores: Esta empresa, si combate su morosidad.
Aunque son muchas las ventajas por las que una empresa pueda decidir la subcontratación en sus procedimientos de recuperación, priman ante todo el ahorro de costes, la reparcelación en las tareas administrativas así cómo la obtención de nuevas fuentes de financiación fruto de la recuperación de saldos que se encontraban anotados en partidas perdidas.