El escalofriante dato de que 3 de cada 10 empresas de nuestro país cierra por cuestiones de morosidad hace la gestión de cobros y prevención de la morosidad asignaturas obligatorias en los menesteres diarios en las empresas y negocios de nuestro país.
Cuando un negocio cae en el error fatal de acumular impagos de ejercicios anteriores sin darles el curso oportuno, está entrando en un bucle fatal de pérdidas por impago y deterioro de la tesorería y caja.
En la situación de crisis que lamentablemente aún atravesamos, toda precaución es poca en las operaciones comerciales y sin lugar a dudas es siempre mejor adoptar medidas preventivas que correctivas. Si no hay más remedio, el recobro de deudas acumuladas ha de cursarse inicialmente desde la entidad afectada.
En primer lugar debe de hacerse una toma inicial de contacto desde el departamento administrativo de la acreedora y recabar aquellos motivos que han devengado una operación fallida.
Si el deudor no atiende a la llamada o al requerimiento, es aconsejable que la comunicación de reclamación del crédito se haga vía burofax u otro conducto que acredite que la deuda ha sido reclamada inicialmente de forma amistosa y sin la intervención de terceros.
En última instancia, si la deuda continúa sin ser abonada y si tampoco ha sido facilitado un calendario de pagos por la deudora, deberá de ponerse la reclamación en manos de un abogado o entidad de recobro especializada que pueda tramitar la recuperación de esta deuda.