La Caja de Ahorros del Mediterráneo sufrió en el 2011, el año de su intervención por el Banco de España, un fuerte deterioro en su gestión, que provocó que la morosidad de sus clientes se disparara del 9 al 23,6%.
En el amplio informe anual remitido por la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), de casi 450 páginas, se atribuye este incremento a la crisis, pero también a la "reducción de la actividad de seguimiento y control" de los créditos en el primer semestre del año.
Fue precisamente el periodo en el que la caja estuvo gestionada por la directora general, Maria Dolorés Amorós, y su equipo, hasta que fueron destituidos por el Banco de España el 22 de julio de 2011.