Inscribir a un deudor en un fichero de morosos hace unos años en los que el crédito era fluido podía ser un elemento determinante entre el cobro o impago de una deuda.
Desde que en los últimos años ha sido cerrado el crédito financiero en España las empresas proclives a dejar facturas impagadas no ven en la inscripción en un fichero de morosos un elemento de coacción que les motive a saldar la deuda pendiente de cobro.
Por otra parte, los particulares tampoco ven en este tipo de ficheros una amenaza tangible que les obligue a liquidar sus obligaciones de pago.
Posiblemente si el crédito volviera a contar con un papel protagonista en la economía de nuestro país, el deseo de no figurar en los ficheros de morosidad sí que sería un factor importante de cara a la no acumulación de impagados.