La morosidad hipotecaria aún está contenida, aunque va repuntando. En junio se situó en el 3,24%.
Los banqueros españoles, con muy pocas excepciones, siguen defendiendo que las hipotecas a particulares son el punto fuerte de su negocio. A pesar de arrastrar ya cuatro años de crisis, y en una economía con casi el 25% de la población en paro, las hipotecas aguantan.
La tasa de morosidad de los créditos para vivienda se situó al cierre del primer semestre en el 3,24%, menos de un tercio de la mora general del sistema, que subió en julio casi al 10%. Aún así, no se puede obviar que está subiendo: en un año, ha repuntado 70 puntos básicos.
La subida se explica tanto por el incremento de los activos dudosos, que han alcanzado los 20.874 millones tras crecer el 26% en un año, como por el descenso del crédito, cuyo saldo se ha situado en 644.236 millones, con una caída del 2,2%.
Los bancos conceden cada vez menos hipotecas y con diferenciales muy elevados, de hasta el 3% sobre el Euribor. Antes de la crisis, era normal conseguir hipotecas con diferenciales inferiores a los cincuenta puntos básicos. Las entidades reservan los préstamos para financiar la venta de su propio stock de viviendas.