Según datos de Cobratis, la media de las empresas de nuestro país puede acumular una media de diez problemas de cobro al año que llegan a transformarse en impago.
De estas facturas pendientes de cobro, suelen regularizarse aproximadamente entre un 30% y un 40% en ejercicios posteriores, por lo que sería un acumulado de unas 6 o 7 deudas anualmente. En términos de liquidez, estas incidencias de cobro, suponen graves problemas de tesorería ya que muchas de estas facturas conllevan pagos por adelantado a los propios proveedores del acreedor.
Esta “bola de nieve” de cúmulo de impagos rotacionales en nuestras empresas, hace más que necesarias medidas orientadas a un mayor rigor en los procesos de facturación y cobro de facturas a clientes.
La falta de tesorería en las cuentas por estos impagos, suponen menores inversiones en stock y mercancías lo que debilita el flujo comercial cliente-proveedor.