Recientemente hemos notado un importante incremento en la contratación de nuestros servicios por parte de empresas pertenecientes a la industria conservera.
Las pequeñas cadenas de supermercados y establecimientos de alimentación, al no poder competir generalmente con el precio de grandes superficies y cadenas, llegan a sufrir la falta de afluencia de clientes, lo que genera en muchas ocasiones el impago a sus proveedores.
La crisis ha hecho cambiar el comportamiento del consumidor y ahora éste acude dónde mejor precio pueda obtener, independientemente de la comodidad que suponga la localización de un pequeño establecimiento en el que antes hiciera la compra regularmente.
Este efecto podría también extrapolarse al sector de la moda y el textil en las que las grandes firmas y cadenas acaparan todo el mercado, quedando fuera del ciclo del consumo el pequeño comercio.