Quienes en su día adquirieron participaciones preferentes del Banco de Valencia están sintiendo ahora en sus carnes (y en sus bolsillos) los riesgos inherentes a estos títulos.
Uno de ellos es que el pago de los intereses está supeditado a que la entidad registre beneficios o posea un coeficiente adecuado de recursos propios. La entidad valenciana, intervenida por el Banco de España a finales de noviembre, no cumple ni lo uno ni lo otro, lo que ayer le llevó a anunciar que tampoco este trimestre podrá hacer frente al abono del cupón de sus preferentes, previsto para hoy, tras el impago en el que ya incurrió en diciembre.
Es una pésima noticia para los tenedores de dichas participaciones. Y no sólo porque los intereses no cobrados se pierden, sino porque la situación patrimonial de Banco de Valencia, cuyos fondos propios menguaron un 73% en 2011 y sus pérdidas rebasaron los 886 millones, no permite concebir esperanzas de recuperar dicho cobro en próximos trimestres.