Esta es la pescadilla que se muerde la cola en materia de imapagados y la premisa a la que muchos deudores se acogen para no hacer frente a los pagos.
Pese a que en muchas ocasiones, esto responde a una realidad económica de un deudor. Para afrontar esta situación hay que pensar en las dos posibles opciones que representa esta afirmación:
1º) Que es una afirmación real: En este caso ya estamos viendo una mínima intención de pago ya que existe un interés en regularizar la situación en aras de que la deuda genere más gastos e intereses de demora. En estos casos lo que venimos haciendo y que resulta efectivo en muchas ocasiones es consensuar con el cliente y el deudor un calendario de pagos real que pueda empezar a cumplirse a corto plazo.
2º) Que sea falsa esta afirmación: Tenemos en este caso a un deudor sin intención de pagar por lo que hay que establecer una línea de comunicación de carácter más firme en el que se avise de las acciones por la vía judicial en el caso de no hacer frente al pago o bien, no presentar un calendario de pagos antes de una fecha concreta no superior a los 15 días desde que se establece la comunicación.
De uno modo u otro, el trabajo se orienta a que el cliente pueda cobrar su deuda en el mínimo tiempo posible y en los pagos de mayor cuantía posible, por lo que cada caso es distinto y ha de estar sometido a un tratamiento personalizado que garantice la optimización del cobro lo antes posible.