El problema de los ayuntamientos reside en la nefasta costumbre de gastar más de lo que ingresan.
Siempre que alguien mencione las palabras “financiación municipal”, eche mano a la cartera señor contribuyente. La coincidencia entre los políticos en la necesidad de recaudar más es tan unánime como sospechosa. Y eso que la voracidad por el gasto de los ayuntamientos se lleva más del 5% del PIB. Los partidos, como tantas otras veces, acuden a una falaz comparación con la media europea. Si bien es cierto que ese porcentaje es bajo en relación con otros países de la Unión también lo es que los servicios municipales que ofrecen unos y otros no son los mismos. En Europa, lo normal es que los municipios proporcionen educación primaria y secundaria, viviendas de alquiler reducido, subsidios por desempleo, ayudas a colectivos desfavorecidos y una amplia gama de prestaciones; en España, sin embargo, todas esas prestaciones sociales están repartidas –o duplicadas e incluso triplicadas- en nuestra Administración de capas múltiples.
Fuente: Expansión.com