La gran oleada de nuevos deudores particulares y jurídicos a los que se les inscribe en registros de morosidad hace que dichas inscripciones reflejadas en el registro CIRBE sean solicitadas por varios inscriptores lo que viene siendo una práctica habitual en el perfil del nuevo moroso.
Hace algunos años, aparecer en ficheros de morosidad era evitado por todos los medios pero ante la actual crisis, la falta de liquidez e impagos voluntarios y forzosos, la aparición en un registro de morosidad supone una media del 20% aproximado de todos los españoles, cifra realmente escandalosa respecto a años anteriores por lo que los efectos de coacción al pago a través de estos métodos viene perdiendo eficacia.