Los bancos españoles aseguran que las familias pagan y seguirán pagando sus hipotecas. Pero los inversores extranjeros tienen dudas y las provisiones anunciadas ayer por Bankia con dinero público suben el listón y ponen en guardia a los analistas.
El fantasma de la morosidad de las hipotecas de particulares, temido por los inversores internacionales y agitado por las recientes declaraciones de Moody’s, no parece turbar los sueños de los banqueros españoles, ocupados en lidiar con monstruos de otra envergadura. El problema, según aseguran los banqueros y muchos analistas, sigue estando en los promotores y el ladrillo empresarial, que es lo que está provocando estragos en el sistema financiero español.
“Las hipotecas en España se pagan”, dijo la semana el ministro de Economía, Luis De Guindos, intentando zanjar un debate que, pese a tener pocos defensores entre los expertos, se ha instalado entre los inversores foráneos, cada vez más escépticos sobre el futuro de España.