Cómo suele ser habitual, en la presentación de facturas de cada trimestre se procede a contabilizar aquellas facturas que han resultado impagadas durante el trimestre a presentar.
Generalmente es el momento en que todos los impagados acumulados de la empresa en ese trimestre se ponen encima de la mesa con objeto de tomar decisiones sobre el cobro de estas facturas impagadas.
Las empresas y profesionales aprovechan de manera habitual el mes siguiente a cierre de ejercicio trimestral para gestionar la tramitación del cobro de deudas impagadas del trimestre, una clara tendencia que llevamos observando durante los últimos años.
En términos de recuperación de las deudas reclamadas, podemos hablar que aquellas facturas impagadas que se reclaman de este modo tienen mayor índice de cobro que aquellas cuya gestión de recobro se pospone para meses posteriores ya que para cobrar deudas, el tiempo siempre juega en contra del acreedor y cuanto antes sea reclamado el impago, mayores serán las garantías de cobro de la deuda.