Aunque en algunas ocasiones no es tarea sencilla la de limitar al máximo nuestras incidencias de cobro, sí que existen determinadas fórmulas que en algunas ocasiones sí que pueden erradicar en buena parte nuestros impagos comerciales.
La forma más obvia y que más empresas ponen en práctica cómo política preventiva es la de cambiar las formas de pago. Esto por otra parte, causa una gran incertidumbre en los acreedores debido a la pérdida potencial de cuota de mercado.
Cuantas menos opciones de pago demos y menos flexibles sean esta para nuestros clientes, por regla de tres, menos serán las oportunidades que tendremos para competir con otras empresas de nuestra competencia que si otorguen un mayor abanico de opciones de pago.
Dar oportunidad al cliente de solucionar un primer error; Debemos de creer en la ley de la segunda oportunidad, no estigmatizar a nuestro cliente por un impago que puede haber sido una circunstancia aislada y puntual.
Eso sí, ante un nuevo impago debemos ser firmes y rechazar la forma de pago concedida y cambiarla por transferencia, pago con tarjeta u otra forma de pago que no entrañe un riesgo para nosotros.
Los informes comerciales que podamos obtener de nuestros clientes pueden mostrar o no la realidad financiera real de nuestro cliente por lo que no debemos de ceñirnos exclusivamente a resultados en balances. En operaciones importantes, hagamos labor de investigación y solvencia patrimonial.