En la última década, la facilidad para acceder a deuda barata permitió edificar perfectos castillos de naipes en forma de empresas. El derrumbe de este esquema de funcionamiento, dinamitado por el estallido de la crisis, está a punto de cobrarse una nueva víctima.
La discográfica británica EMI afronta horas decisivas para mantenerse a flota, después de que su propietario, que adquirió la compañía en 2007 por 4.600 millones de euros, haya perdido en los tribunales su reclamación contra Citigroup.
Fuente: Expansión.com