Lejos de lo que puede llegar a pensarse, cuando un cliente nuestro que nos debe una o varias facturas impagadas es requerido de pago, aumenta la percepción de rigor que se tiene sobre la empresa reclamante.
Así lo hemos podido comprobar en varios de nuestros clientes que afirman que el comportamiento de pago e incluso el volumen de ventas han mejorado con determinado cliente al que se le ha reclamado el pago de una deuda a través de nuestro servicio.
De este modo, quizás podríamos ver una nueva aplicación positiva en el cobro de deudas de clientes morosos: Fidelizar a éstos con la imagen de rigor proyectada a través de nuestros procesos administrativos.