No es la deuda generada durante el año 2015 la que preocupa al gran conjunto de empresas y profesionales españolas ya que al tener una antigüedad pequeña, la cobrabilidad es mucho mayor que aquellos saldos impagados correspondientes a ejercicios pasados.
Muchas de las empresas que contactan con nuestro servicio de atención al cliente plantean dos tipos de problemáticas:
Deuda nueva y recurrente: Es la deuda de clientes que generan nuestras operaciones comerciales y que debemos tratar lo antes posible para evitar que haya un acumulado importante en nuestros saldos acreedores.
Deuda antigua y acumulada: Es la deuda que más preocupa a los acreedores ya que no hay visos claros de recuperación de este impagado a corto o medio plazo.
En cualquiera de los tipos de deuda expuesta, la reclamación de la deuda y el recobro ha de ser cursado siempre lo antes posible para evitar que la antigüedad de la deuda sea mayor o bien que sucedan situaciones adyacentes a la situación del deudor que compliquen el cobro de la deuda acumulada.
El cobro de deudas y de facturas impagadas depende fundamentalmente de que exista un tratamiento concreto y definido en el área administrativa de la empresa que pretende dotar a la misma de un sistema de prevención y de recobro de deudas que permita limitar el daño que ejerce la deuda antigua y acumulada ya que sin lugar a dudas es la que más daña a la tesorería de la sociedad.