Las relaciones personales o profesionales entra la parte acreedora y deudora influyen de forma considerable a la hora de la reclamación de la deuda.
Algunos acreedores piensan que forzar la situación de forma coactiva e intimidatoria es la solución para el cobro de esta deuda. Cobrar una deuda por las malas nunca es la solución y puede ser la solución que tenga el deudor para no hacer frente al cobro de la deuda tan sólo poniendo una denuncia por amenazas al acreedor.
Pese a que la postura del acreedor en muchas ocasiones es muy difícil de cara a mantener la compostura, ese esfuerzo ha de realizarse, mantener sangre fría y derivar al cobro de este impago a una empresa de recobro especializada o bien a un despacho de abogados que gestionen esta situación.
Esto nos ahorrará cómo acreedores quebraderos de cabeza y ante todo, evitar situaciones que nos expongan de cara a nuestro deudor.
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